Lauscha, la cuna de las bolas de Navidad
Cuando llega la Navidad, los hogares se llenan de luz y color, y los árboles se adornan con brillantes bolas que reflejan la alegría de las fiestas. Pero, ¿sabías que el origen de esas delicadas esferas de cristal se encuentra en una pequeña población alemana? En Lauscha el fuego de los talleres artesanales y el frío hielo del invierno dieron forma a las primeras bolas navideñas hace más de 150 años. Acompáñanos a descubrir la cuna de esta mágica tradición.
Lauscha se encuentra al norte de Coburgo, entre las montañas y frondosos bosques del sur de Turingia, una región que parece sacada de un cuento de invierno. El alma de esta pequeña localidad está forjada en vidrio, ya que su historia y tradición están profundamente ligadas a la artesanía vidriera. Durante siglos, este encantador pueblo se ha dedicado al arte del vidrio soplado, perfeccionando técnicas que darían lugar a las primeras bolas de Navidad de cristal.
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Pinceladas de la historia de Lauscha
El Bosque de Turingia está declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Pero, además es una de las regiones vidrieras más importantes de Europa Central, y allí se produce vidrio desde hace casi un milenio. En cuanto al origen de Lauscha, es algo más reciente.
En el s. XVI, el duque Juan Casimiro de Sajonia-Coburgo otorgó a unos vidrieros el derecho a instalar una fábrica en la región bañada por el río Lutzscha, que terminó dando nombre al valle y al nuevo asentamiento. A cambio, el duque percibiría un alquiler muy peculiar ¡12 florines y un vaso de vidrio al año 😱! Pero los vidrieros no perdieron en el trato, porque en esta región abundan recursos naturales cómo arena de cuarzo, agua pura de los ríos y por supuesto, madera de sobra en los frondosos bosques. Estos maestros vidrieros contaban con el respaldo del Oberförster, el jefe forestal de Franconia, quien velaba por sus derechos y aseguraba su protección.
En el siglo siguiente, al finalizar la Guerra de los Treinta Años, la demanda de vidrio se disparó para reparar los destrozos provocados por el conflicto, aunque la prosperidad de Lauscha se cimentó sobre todo en la elaboración de vajillas y frascos de farmacia. La ciudad creció, y los hijos menores de los maestros, que no podían heredar los talleres, comenzaron a fundar sus propias fábricas en las cercanías, creando nuevos asentamientos. Con una población cinco veces mayor en menos de un siglo, el trabajo comenzó a escasear, lo que llevó a los vidrieros a diversificar su producción.
Reconversión y expansión de Lauscha
Fue entonces cuando, en el s. XVIII el maestro soplador Johann Greiner Habekuk trajo desde Renania los conocimientos necesarios para elaborar figuras decorativas y joyas en vidrio. Rápidamente, los talleres de Lauscha sustituyeron la producción de vasos por la de delicadas figuras de animales y otros adornos.
Esta ciudad innovadora no se detuvo ahí: Lauscha fue también la cuna del primer ojo de vidrio artificial. Aunque ya en el s. XVI en Venecia se habían fabricado prótesis oculares de vidrio, sólo en Lauscha lograron una calidad totalmente revolucionaria. Además, esta innovación trajo consigo la creación por parte de Elias Greiner de unas tijeras especiales que cortaban vidrio en perlas, que posteriormente se utilizarían para elaborar canicas de vidrio.
Sin embargo, el verdadero hito llegaría a mediados del s. XIX, cuando los vidrieros de Lauscha elaboraron las primeras bolas de vidrio para decorar el árbol de Navidad. Esta tradición de adornar un árbol con delicadas esferas de colores pronto se extendió por el resto de Europa.
La leyenda más extendida cuenta que en el s. VIII el misionero San Bonifacio interrumpió una ceremonia pagana dedicada a Yggdrasil, el fresno que según la mitología, mantiene unido el Universo. Decidido a erradicar esta práctica, cortó el árbol con su hacha 😱, y en su lugar creció un abeto, símbolo de la vida eterna por sus hojas perennes.
Martín Lutero fue el primero en decorar un árbol navideño, iluminándolo con velas que simbolizaban las estrellas del firmamento. Con el tiempo se empezaron a utilizar otros adornos, especialmente las manzanas, que en Lauscha evolucionarían en las delicadas bolas de cristal que hoy día decoran infinidad de hogares.
Algunos autores cuentan que la tradición surgió en Goetzenbruck, una comuna francesa de la región de Lorena. Dicen que en 1858, un invierno especialmente frío y la escasez de manzanas llevaron a un trabajador de una fábrica de relojes suizos a elaborar adornos de vidrio para el árbol. Pero, entonces ¿Es Goetzenbruck la cuna de las bolas de Navidad de cristal? 🤔 Posiblemente no, sobre todo porque en Lauscha se conserva un recibo de venta de bolas de vidrio ¡fechado en 1847 😯!.
Elias Glashütte, la centenaria fábrica de vidrio de Lauscha
Fundada a mediados del s. XIX por Elias Greiner, esta fábrica comenzó produciendo märbeln multicolores, las canicas de vidrio. Aunque sus instalaciones originales se perdieron en un incendio, el edificio de ladrillo que las reemplazó siguen en pie, y hoy en día aún se dedican a la elaboración de delicados objetos de vidrio, incluyendo las famosas bolas de Navidad. Por supuesto, en ELIAS Farbglashütte hay tienda, una de artesanía en cristal y otra dedicada exclusivamente a los adornos navideños. Pero también hay mucho más, y descubrirlo te llevará toda una mañana.
Artesanía y taller de elaboración de vidrio.
Elias Glashütte es una de las últimas fábricas de vidrio que permiten ver cómo los artesanos sopladores de vidrio realizan piezas únicas junto a un pequeño quemador. Podrás admirar su maestría durante todo el horario de apertura de la tienda pero ten en cuenta que no estás en una atracción turística, sino en un autentico taller, así que no se te ocurra interrumpir su trabajo. Además, por 10 €, tienen una actividad en la que puedes soplar tu propia bola de vidrio 😱. Eso sí, ten cuidado cuando te la lleves a casa no sea que se te rompa como a nosotros 😭.
También puedes recorrer una galería con una interesante exposición de la historia del vidrio. Con todo, lo mejor de este espacio es que se encuentra sobre el horno de elaboración. Allí, desde las 10 hasta las 13:30 aproximadamente podrás ver cómo maestros vidrieros elaboran piezas cómo bolas de Navidad, vasos Goethe o hermosas coronas de Adviento con ángeles. El proceso es fascinante, y viéndolo descubres que los adornos artesanales en vidrio, que parecen muy caros, son en realidad hasta baratos.
Elias-Theater, un cuento de cristal
Mediante un cuento de hadas, este curioso teatro de figuras de vidrio te sumerge en los orígenes de la «Cabaña de Cristal» de Elias. Podrás admirar un bosque de cristal y la ciudad de Lauscha en vidrio. El narrador de esta historia es el propio Elias, convertido en una pequeña figura vidriada. Descubre cómo con su portentosa imaginación desarrolló un molino especial para fabricar pigmentos para colorear vidrio y porcelana, así cómo unas tijeras únicas para cortar lágrimas de cristal, usadas luego como prótesis ópticas. Con el tiempo, ambas creaciones convergieron en las bellas canicas multicolores de vidrio que reemplazaron a las antiguas canicas de ágata.
La proyección dura 12 minutos, tiene un coste de 5 € y se ofrece en alemán e inglés. Al llegar a Elias Glasshütte puedes preguntar por el horario de los pases.
Museo de Arte en Vidrio
Aunque remodelado en 2014, aquí se encuentra el Museo del Vidrio más antiguo de Alemania. Además, presenta la ventaja única de unir en un mismo lugar una zona expositiva con un auténtico taller de producción. A lo largo de varias salas podrás ver una amplia colección de piezas antiguas y modernas, que enlazan el origen de la tradición vidriera de Lauscha con su futuro.
Una de las secciones más interesantes es la de arte en vidrio del s. XX y XXI. Desde piezas inspiradas por el Art Nouveau o el Expresionismo a elaboraciones en el sobrio estilo Bauhaus, la cantidad y calidad de las obras expuestas te puede llevar a echar la mañana sólo en estas salas.
Vidrio soplado en Turingia, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
Visitando el Museo descubrimos que en 2023 la UNESCO declaró el vidrio soplado cómo Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Entre los motivos para esta declaración destacan el trabajo en equipo entre los maestros vidrieros, su influencia en diversas comunidades y su alto nivel de especialización.
Además del vidrio soplado en Turingia, la declaración también abarca manifestaciones de otros lugares de Europa cómo República Checa, Francia y por supuesto España.
El Museo de Arte en Vidrio abre de martes a sábado de 10 a 17 y domingos y festivos de 11 a 17. El precio de la entrada para adultos son 4 € y ofrecen visitas guiadas sólo con cita previa en el teléfono Tel. +49 (0) 36702 20724 o en la dirección de correo glasmuseum@lauscha.de.
Restaurante Bürgerstuben
Desde hace más de un cuarto de siglo en este espacio anexo a Elias Glasshütte se pueden degustar platos selectos de la cocina local Turingia. Destaca sobre todo la carne de caza, de liebre o venado, directamente de los bosques colindantes. Si te gusta la cerveza, no dudes en pedir una Leikeim Steinbier de grifo. Esta cerveza tradicional se elabora introduciendo piedras al rojo en el mosto para calentarlo generando mayor caramelización. Por eso, tiene un toque dulce con un leve aroma ahumado que seguro que te encantará. Abre todos los días de 11 a 17 y pidiendo uno de los platos de caza del día con bebida puedes comer por menos de 30 € por persona.
Si prefieres simplemente merendar, justo enfrente de Elias Glasshütte se encuentra la cafetería Eiszapfen. Incluso si está nevando no te puedes perder sus helados artesanales😋.
Cómo llegar a Lauscha
Lauscha se encuentra a unos 50 Km. al noreste de Coburgo. Si vas en tu propio vehículo deberás tener cuidado con la nieve y las carreteras. Además, suele haber cortes y desvíos, por lo que mucha atención a la señalización. Por ejemplo, actualmente no se puede acceder desde Sonneberg, así que debes entrar a la población por el norte.
En transporte público debes tomar un autobús hasta Sonneberg y desde allí, el RB41 dirección Neuhaus am Rennweg. La parada es Oberlauscha, a 10 minutos andando de Elias Glasshutte. Desde Sonneberg también puedes coger el 705. Tiene bastantes más paradas, pero te deja en la puerta de Elias Farbglashütte.
Ya sabes todo lo necesario para visitar Lauscha, la cuna de las bolas de Navidad. ¿A qué estás esperando? ¡¡Tschüss!! (¡¡Hasta luego!!)
Gracias a Claudia de la Oficina de Turismo de Franconia por apoyarnos en nuestro viaje. También a la Oficina de Turismo de Coburgo por sumergirnos en la riqueza y la belleza de la región turística de Coburg.Rennsteig dónde se encuentra Lauscha.
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¡Me ha encantado pareja! No había oído hablar de Lauscha y ya está apuntado en mi lista de pueblos alemanes
Vi la técnica en Mallorca hace muchos años, es un poco mágica, y con la visita al museo me parece un plan perfecto. ¡Ya os contaré!
Tendréis que volver a por un nuevo vaso
¡Abrazo grande!
Encantados de darte ideas. La técnica de vidrio soplado de Mallorca también está incluida en la misma declaración de Patrimonio de la Humanidad que la de Lauscha. Y cuando volvamos a Alemania lo que tenemos que hacer es vernos. Un abrazo