Riglos, Ayerbe y el Mirador de los Buitres
Como siempre, el desayuno una maravilla, y tras forrarnos y coger equipaje hicimos el Check out y emprendimos la ruta de nuestro último día en el Reino de los Mallos 🙁 Tampoco nos íbamos a deprimir por la vuelta, así que tocaba aprovechar bien el día porque la Hoya de Huesca tiene mucho que ofrecer.
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Riglos Again
Ya os comentamos en la entrada anterior que nos quedamos con más ganas de Riglos, y como sólo hay 25 minutos desde Loarre…
Dejamos el coche en el segundo parking, que ya estaba hasta arriba, aunque todavía quedaba algún escalador rezagado preparando su equipo. Aquí hay dos magníficos carteles informativos: el primero con caminos naturales de la Hoya de Huesca y el segundo de Riglos, indicando los puntos de interés e información geológica de los Mallos.
Junto al parking se encuentra el lavadero, que está acristalado y alberga una maqueta de los Mallos y de Riglos. No pudimos obtener una buena foto no por el reflejo, sino por la suciedad y carteles que tenían 🙁
Riglos a estas horas está en silencio… como si aguardase expectante el regreso de los escaladores… nada que ver con el bullicio y las risas de ayer por la tarde.
Llegamos al punto más alto del pueblo, la Iglesia de Nuestra Señora de los Mallos (s. XVI), que conserva tallas románicas de gran valor que no pudimos ver porque estaba… ¡¡lo habéis adivinado!! cerrada (sin comentarios).
El parque a los pies de la iglesia permitía ver perfectamente como se preparaban los escaladores en la base de los mallos y a los que ya estaban subiendo.
A esta zona vienen tanto geólogos como escaladores de todo el mundo, y la mayoría de gente en España ni sabe de su existencia.
Sus rojizas paredes verticales disponen de casi 170 vías de escalada y habitan en ellas buitres leonados, alimoches y quebrantahuesos que veríamos más adelante en el conocido como Mirador de los Buitres.
Como es lógico, los mallos han dado pie a multitud de leyendas e historias, y nosotros os dejamos un par de ellas:
La Leyenda de Pedro «el Saltamontes»
Pedro era un mensajero de la Reina Berta al que retaron para que saltase desde lo alto de los mallos.
Puso como condiciones que la gente se alejasen del lugar de la caída para ver mejor el salto y que esperasen al menos media hora hasta acercarse para darle tiempo a recuperarse.
Aceptadas estas, Pedro saltó, y una vez llegó al suelo salió corriendo en dirección contraria con su mujer y el dinero de la apuesta, no sabiéndose nunca más de el.La Leyenda de la giganta de Riglos
Mucho más antigua es la leyenda de la gigantesca bruja que cansada de ser perseguida creó los mallos para ocultarse detrás de ellos.
Desde entonces solo se la ve una vez al año, en la noche de San Juan, sentada en el mallo Pisón y peinando sus cabellos blancos mojando su peine en las aguas del Gállego.
Concilio
Les dijimos hasta luego a los Mallos de Riglos y continuamos nuestra ruta haciendo una parada en Concilio para ver la Ermita de Santa María (s. XII), catalogada como Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional.
Si podéis, no solo visitad la Ermita, sino también el pajar que hay al lado occidental del templo, que conserva los restos de una gran portada de arco de herradura (s. XI) (información proporcionada por la web www.romanicoaragones.com).
Respecto a Concilio en sí, es una pedanía de Murillo de Gállego situada al margen de la carretera que conserva su núcleo urbano medieval casi intacto y donde encontramos como en muchos otros sitios este cartel informativo de la ruta entre Concilio y Eres siguiendo el cauce del Gállego.
Ayerbe, donde hay una iglesia sin campanario y un campanario sin iglesia
Llegamos a la Villa de Ayerbe que es la localidad más grande de la zona. Su origen documentado se remonta al s. XI, cuando los musulmanes construyeron un castillo en la cima del cerro a modo de guarnición fronteriza.
Tras dar un par de vueltas, aparcamos en la Plaza de Ramón y Cajal (la principal de la villa), llamada así en honor al insigne médico y Premio Nobel español, que pasó parte de su juventud en la localidad. Desde la Edad Media, en la plaza se celebra el mercado, y en ella se encuentran dos monumentos emblemáticos, el Palacio de los Urries y la Torre del Reloj. En la plaza no podían faltar los letreros con información de ambos monumentos.
El Palacio de los Urries (s. XV-XVI) es uno de los mejores ejemplos de arquitectura palaciega en Aragón. De carácter señorial, también cumplía funciones defensivas, como demuestran sus almenas y las torres laterales. El piso superior presenta la típica galería de arcos de medio punto de la arquitectura aragonesa, como ya vimos en la Hospedería de Loarre.
Al lado del palacio se encuentra la barroca Torre del Reloj, que se levantó en el s. XVIII para acoger el reloj de la Villa, que anteriormente estaba en la torre de la Iglesia de Santa María de la Cuesta (de hecho, se usaron sillares de la misma para construir esta torre). Esta torre exenta es el símbolo de la localidad.
Una vez admirados y fotografiados ambos monumentos (una pena no poder visitarlos por dentro) seguimos el cartel en el otro extremo de la plaza (Calle Rafael Gasset) que nos llevó al Centro de Interpretación Ramón y Cajal, ubicado en la casa donde vivió Ramón y Cajal y que también presta servicios de Oficina de Turismo.
La calle que lleva a este edificio tiene muchos ejemplos de arquitectura civil y nobiliaria aragonesa, con su típica galería de arcos coronando el edificio. El centro de interpretación está a mano izquierda y allí una chica muy maja nos dio una hoja con un plano de Ayerbe y los edificios singulares de la Villa marcados. También nos proporcionó mucha información de la zona, incluido el Mirador de los Buitres. La chica nos dijo que como hoy hacía un buen día y poco viento, podríamos ir al mirador sin problemas, por lo que no entramos en la Casa-Museo para ver bien la villa antes de irnos.
Seguimos el plano que nos dieron y fuimos caminando hasta el Hospital Viejo (también llamado de los Pobres porque atendía a gente sin recursos), del que solo se conserva un arco.
En las Calles Espada y San Miguel, que salen también de la Plaza de Ramón y Cajal, podemos ver más ejemplos de la arquitectura civil aragonesa.
La Ermita de San Miguel se encuentra en lo alto del cerro y decidimos que si nos sobraba tiempo iríamos en coche por la pista de acceso (que arranca de la carretera de Pamplona a la izquierda, casi al final del pueblo. Si vais no os olvidéis de pedir las llaves en el Ayuntamiento).
Dirigimos nuestros pasos a la Torre de la Colegiata de San Pedro (s. XII) con sus ventanales geminados y su decoración jaquesa es el único resto visible después de que derribase en el s. XIX debido a su mala conservación.
Decidimos entonces comprar unas famosas Tortas de Ayerbe, así que en un establecimiento de la Plaza Ramón y Cajal compramos una normal y otra de anís (2,20 € en total).
Nuestra última parada en Ayerbe fue la Iglesia de San Pedro (s. XVI), que fue el antiguo convento de los dominicos. La portada es el siglo XVII e imita un retablo.
Era ya época de belenes, y en el interior vimos uno con edificios al estilo de las casas típicas aragonesas.
En una capilla lateral está la Virgen de Casbas. El emplazamiento original de esta figura es una ermita a las afueras del pueblo, pero debido a que está cerrada por seguridad hasta que se restaure, la han traído aquí.
Como curiosidad, esta iglesia no tiene campanario, y por eso se dice que en Ayerbe hay «una iglesia sin campanario y un campanario sin iglesia» (refiriéndose a la Torre del Reloj).
Si seguimos la A-125 en dirección Losanglis nos encontraremos a unos 3 Km. el desvío hacia la Ermita de Nuestra Señora de Casbas.
Este Bien de Interés Cultural está en lo alto de una suave loma, justo en una zona de merendero y barbacoa y lleva cerrado ya casi tres años.
Os dejamos este enlace de la web romanicoaragones.es para que podáis admirar los frescos del s. XVIII del interior.
Camino del Mirador de los Buitres
Pusimos por fin rumbo al Mirador de los Buitres para poder contemplar los Mallos de Riglos bajo la luz del sol, que se había decidido a salir definitivamente.
Tomamos la A-1206 (dirección Loarre) y nos desviamos a la izquierda por la HU-V-3111 (dirección Sarsamarcuello).
Una vez en el pueblo, encontraréis letreros indicadores de la pista que lleva al Mirador.
A mitad del camino, encontramos los restos de la Ermita de San Miguel (s. XII) y del Castillo así como la Iglesia de la virgen de Marcuello. Dejamos el coche en la explanada al lado de la Ermita (sólo se conserva el ábside) y fuimos andando al Castillo (unos 500 metros)
La iglesia estaba… ni lo digo que lo habréis adivinado, y del castillo sólo se conserva una pared. A los pies de este conjunto hay un mirador maravilloso, como es lógico, con su letrero correspondiente, y con unas vistas espectaculares:
Cogimos de nuevo el coche y seguimos por el camino, pero vimos que estaba bastante mal. No es que se necesitase un todoterreno, pero nuestro coche es bastante bajo, así que para evitar males mayores lo dejamos en un lado del camino para que no molestase y continuamos a pié el kilómetro más o menos que nos quedaba hasta llegar al mirador (hay que tomar el desvío de la izquierda, el más empinado).
El paseo resultó agradable a pesar del frío viento y a la altitud a la que estábamos. De todas maneras el frío se nos pasó en cuanto vimos esto:
Había varias parejas de «insensatos» como nosotros allí, desafiando al cierzo. No me extraña que digan que cuando sopla fuerte no se puede subir, porque madre mía, casi nos volábamos.
En el mirador hay una caseta para ver bien los buitres y por supuesto este letrero para ayudarnos a identificar las aves. En este otro se nos habla del Buitre Leonado, fácilmente localizable tanto por su envergadura (más de 2,5 m.) como por la cantidad que hay en la zona.
La verdad es que en el mirador se estaba genial resguardado del viento, y pudimos observar algunas aves (aunque sorprendentemente no vimos ningún buitre).
La vuelta al coche se nos hizo muy corta (normal, era cuesta abajo) y en lugar de volver al pueblo de Sansamarcuello, el GPS nos sacó directamente a la carretera HU-V-3112. Tocaba el final de nuestro viaje, la Colegiata de Bolea, que alberga una obra maestra del renacimiento.
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Genial artículo y con mucha información! Nosotros conocemos el castillo de Loarre, pero no teníamos ni idea de los Riglos de Mallos. Estamos planeando una ruta por la zona para un futuro cercano, y nos viene muy bien todos estos datos. Saludos
http://www.misviajesysensaciones.com
¡¡Muchas gracias!! Si necesitáis algo más aquí estamos
Genial artículo y con mucha información! Nosotros conocemos el castillo de Loarre, pero no teníamos ni idea de los Riglos de Mallos. Estamos planeando una ruta por la zona para un futuro cercano, y nos viene muy bien todos estos datos. Saludos
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