Minerve, “Los pueblos más bellos de Francia”

Minerve es un pequeño pueblo medieval esculpido en lo alto de una meseta calcárea rodeada de cañones a los que dieron forma los ríos Cesse y Brian. Este pueblo muy vinculado a la historia de los cátaros se encuentra a 45 minutos de Narbona, a menos que vayas parando a hacer fotos 🙂

Ruta hacia Minerve

Pinceladas de historia

Poblada desde antiguo, los romanos plantaron las primeras vides, pero no fueron los que le pusieron el nombre de la diosa Minerva. En realidad, Minerve es la transcripción francesa del occitano Menèrba, que derivaría del celta men-herbech’ («refugio en la roca»).

En la Edad Media fue el centro feudal del Vizcondado de Minerve, vasallo de Narbona.

Una vez cayeron Termes, Beziers y Carcasonne durante la Cruzada Albigense, Minerve se convirtió en uno de los principales refugios para los cátaros de la región debido a sus defensas naturales, su doble muralla y el castillo vizcondal que defendía el único acceso.

La Candela de Minerve

La «Candela», único vestigio del castillo vizcondal

Simón de Monfort descartó el asalto directo y para someterla instaló tres catapultas apuntando al Castillo Vizcondal y una cuarta, llamada Malvoisine (el «mal vecino») apuntando al pozo de agua (que estaba en la parte baja de la ciudad). El ataque sin descanso de las catapultas, el calor y la escasez de agua y víveres hicieron que la ciudad se rindiese a las pocas semanas, en julio de 1210.

Malvoisine

Esto si que es una «catapulta infernal» 😉

El Vizconde de Minerve negoció la rendición salvando su vida y la de sus vecinos, pero los ciento cincuenta refugiados cátaros que decidieron no abjurar de su fe fueron quemados en la primera gran hoguera de la cruzada, siendo la última la de Montegur, 34 años más tarde.

catarosEl declive de Minerve se agudizó en el s. XVII, cuando el rey Luis XIII destruyó el castillo vizcondal como parte de su plan de sumisión de los señores feudales. En el s. XIX el desarrollo vinícola supuso un nuevo resurgir de la población, recibiendo el espaldarazo definitivo a finales del s. XX con la implantación de la Denominación de Origen de sus vinos y con el desarrollo turístico.

Llegada a Minerve

parking-304465_640No puedes acceder al pueblo con el coche si no eres residente, así que obligatoriamente tienes que ir al parking ¡¡de pago!!. Este fue el único parking que pagamos en nuestros 15 días por el sur de Francia. Cuesta 3 € (a partir de las 18:00 es gratis) y se paga cuando te marchas. En el parking tenéis unos baños muy grandes y una Los pueblos más bellos de Franciapequeña oficina de información turística.

El tener que pagar se te olvida inmediatamente cuando divisas el pueblo entre los árboles… este pueblo enamora, y es evidente el motivo por el cual pertenece a “Les plus beaux villages de France” (“Los pueblos más bellos de Francia”)

Minerve

Ya hemos comentado que Minerve se encuentra en un entorno natural espectacular esculpido por el río Cesse y su afluente, el río Brian, pero nada de lo que digamos os puede preparar para el paisaje que encontraréis según bajáis del parking hacia el pueblo.

Minerve_05_Brian

Garganta del rio Brian

Os dejamos este mapa (en francés) y hemos tenido el detalle de traduciros todo el texto explicativo, ya que no nos dieron información en español. Os pedimos perdón porque José tiene el francés muy oxidado, pero creemos que se entiende bien y proporciona información adicional muy interesante.

La visita al pueblo cátaro de Minerve

Accedemos (1) por el puente de piedra que sustituye al puente levadizo del desaparecido castillo vizcondal, del cual sólo queda una de sus torres, la «Candela» (2).

Minerve y su puente

En este punto tenéis un esplendido miradorSeguimos la Rue des Remparts y entre el calor que hacía y que vimos gente comiendo un helado nos entró «la gusa» y entramos a un bar de esa misma calle donde compramos los más grandes que tenían (¡¡que ansiosos somos!! 🙂 ).

mapaymochila

Con 6 € menos en el bolsillo (no os olvidéis que esto es Francia y que estamos en un pueblo turístico) seguimos recorriendo esta bonita calle hasta llegar a la emblemática Paloma de luz, dedicada a los cátaros que murieron en la hoguera. Está al lado de un frondoso rosal que impide ver el cielo detrás de la paloma, que es un detalle sencillo y bonito al mismo tiempo.

Paloma de luz en MinerveAllí mismo se encuentra la L’église Saint Etienne (3). Fuera del horario de culto, se puede acceder (la visita es libre) con la entrada del Museo Arqueológico, que cuesta 3 €. Más atraídos por la belleza del pueblo y sus paisajes, decidimos continuar nuestro camino. De todas maneras, creemos que deberían cobrar sólo el parking (aunque lo cobren más caro) y el resto de entradas sin coste.

En la plaza donde está el museo también se encuentra la Oficina de turismo (10:30 a 13:00 y 15:00 a 18:45 horas, todos los días). La chica que había no hablaba nada de español y nos ofreció un folleto en francés (y una hoja con la traducción al inglés). Asombra que a menos de dos horas de España no se acuerden de sus vecinos 🙁

Seguimos por la Rue des Martyrs (4), que sin duda es la calle más bonita de Minerve: empedrada, trazado medieval y con multitud de tiendas de libros, artesanía, etc.

Rue des Martyrs en MinerveEn el número 5 de esta calle encontraréis el Museo Hurepel (3 €), donde podréis ver una reconstrucción con figuras de barro en miniatura de la historia de la Cruzada Albigense. Hurepel significa «cabello erizado», que es el apodo que tenía Felipe de Clermont (para distinguirlo de su padre y sobrinos). Este conde era hijo del rey de Francia, y participó en la Cruzada Albigense.

HurepelAl final de la calle nos dirigimos a la izquierda hacia la ubicación del antiguo pozo de Saint-Rustique, que ahora es un mirador que permite ver la reconstrucción de la Malvoisine (6). Se puede bajar al lecho seco del río por unas escaleras y subir a donde se encuentra ubicada la catapulta sin mucha dificultad.

Decidimos volver por donde habíamos venido, disfrutando de la singular belleza de Minerve.

mariposa     forjado con forma de dragón en Minerve

Regresando por la Grand Rue llegamos al viaducto, que se construyó en 1908 en previsión el incremento del tráfico en la zona provocado por la construcción del tren entre Barcelona y París. De hecho, estaba previsto que en Minerve se construyese una estación, pero el proyecto finalmente no se llevo a cabo.

Viaducto de Minerve

Desde el otro lado del viaducto se ve perfectamente la Iglesia de Saint-Etienne y la Candela

Gorge (garganta) del río Cese

Desde el viaducto podemos apreciar la profundidad de la garganta del río Cesse

Regresamos a las bonitas calles empedradas de Minerve y disfrutamos perdiéndonos por sus casas de cuento hasta llegar a la Puerta Sur (5), que permite acceder al lecho del río Cesse.

Calles de Minerve     Acceso a MinervePuerta de Minerve     Puerta sur de Minerve

Las Gargantas del río Cesse y Brian

Cuando accedes al lecho del río te sientes totalmente insignificante. Es recomendable llevar calzado cómodo porque hay muchas piedras. El río se seca en verano, y la erosión de la piedra caliza ha conformado un paisaje espectacular.

Viaducto de Minerve desde la garganta del río Cesse

Andamos hasta llegar al primer puente natural (7) (aunque desde mi punto de vista lo llamaría túnel). La entrada no es muy grande, pero luego se ensancha… menos mal que los móviles tienen linterna para evitar esguinces tontos porque estaba oscuro como la boca de un lobo.

Cuevas río Cesse

La entrada si estaba iluminada… pero el resto…

Atravesamos el túnel y continuamos hasta el segundo puente, más corto y con la entrada más pequeña, pero de dimensiones mucho más espectaculares.

Gargantas y cuevas del Cesse

La ida se hizo muy corta, pero la vuelta se hizo un poco pesada con tanta piedrecita, ¡¡teníamos que haber llevado nuestras botas de trekking!! (de andar por el monte vaya).

Ya era tarde (para los horarios que tienen en Francia), así que dijimos «hasta luego» a este maravilloso lugar. Al salir pagamos el parking y pusimos rumbo a Narbona, no sin antes pararnos en la carretera que bordea el pueblo para retener esta última imagen.

Panorámica de Minerve

El agotador día nos había cansado pero no tanto como para no querer ver la cara nocturna de la ciudad de Narbona.

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