Descubre la gastronomía de Candeleda #DestinoCandeleda
Comenzamos nuestra nueva sección Platomundi, con la información gastronómica de nuestro Blogtrip a Candeleda.
Si es que ya lo dijo nuestro Premio Nobel Camilo José Cela:
«Al vagabundo, en Candeleda, le dieron de comer y de beber»…
«En Candeleda se cría el tabaco y el maíz, el pimiento para hacer pimentón y la judía carilla, sabrosa como pocas»
Con sus cinco mil habitantes Candeleda tiene unos 30 restaurantes y otros tantos bares y cafeterías. No tendréis problemas para encontrar establecimientos para todos los gustos y todos los bolsillos.
Nosotros comimos en sitios muy variados, y os hablaremos de lo más destacado de cada uno, ya sea a nivel gastronómico, por su servicio o por su especial localización.
Nos perdimos una cena en uno de los establecimientos al que no pudimos acudir por problemas con nuestra agenda (que no por falta de ganas 🙂 ), pero lo reseñaremos brevemente al final de esta entrada.
Contenidos del post
El mirador de Gredos
Situado en la pedanía de El Raso (a unos 15 minutos en coche), este establecimiento destaca por sus magníficas vistas. En él no sólo puedes comer y cenar, también organizan celebraciones.
En primavera es muy recomendable comer en la terraza y la relación calidad-precio es buena (20-30 € por persona). Los platos son correctos, sin «fantasías» ni «artificios».
Destacan las carnes, que preparan a la brasa, sobre todo el entrecot y la paletilla de cabrito (la estrella).
La lubina está sorprendentemente buena, teniendo en cuenta que nos encontramos en Ávila, una tierra conocida por la calidad de sus carnes (Carne de Ávila es una Indicación Geográfica Protegida).
Los postres en general estaban bien, pero queremos destacar el «Manto de Monja»
Esta exquisitez son ¡¡natillas!! pero su textura y sabor os sorprenderán.
Restaurante Asador Los Carretero
En menos de 10 minutos por la CL-501 llegamos a este restaurante, donde también se celebran bodas y comuniones.
Para muchos es el mejor restaurante de Candeleda, ya que es muy familiar y el entorno permite que los niños disfruten mientras los adultos pueden hacer sobremesa tranquilamente.
Aparte de un menú bastante correcto (9 €, 12 € el fin de semana), tienen una carta que es una delicia a precios muy razonables (platos principales a 18 €) y que cuenta con algunos platos elaborados.
Como entrante destacaremos la Morcilla Arropá revuelta con Pimientos del Piquillo. Es un plato con una buena presentación y un sabor distinto a lo que podríamos esperar. Como pega el uso de pimiento del piquillo (origen navarro, poco carnoso) en lugar del originario de Candeleda.
Tampoco nos olvidaremos de la Torta del Casar gratinada con Pimentón de la Vera, una delicia para los sentidos…
…eso sí, al igual que en el plato anterior, nos llama la atención que en una localidad que tiene unos quesos (de cabra, eso sí) y un pimentón de magnífica calidad no se realice una variante con productos autóctonos.
Por último, como plato principal recomendamos cualquiera de sus carnes, destacando especialmente las chuletitas de cabrito y el entrecot (la ternera es de Ávila).
La comida se regó con un buen vino Toros de Guisando Syrah, y para los postres nos sirvieron Pink Moscato Platino, de J. García Carrión, un sorprendente vino espumoso que obtuvo la medalla de bronce en la International Wine and Spirits Competition 2014.
Posada Albarea
Después de una comida y una cena extremadamente copiosas, que mejor que tomar un cóctel. Lo que no esperábamos es lo que nos encontramos en el alojamiento rural Posada Albarea.
Esta casa tradicional ha abandonado la sobriedad castellana en favor de una decoración más moderna y de muy buen gusto.
Allí sentados alrededor de la chimenea (apagada obviamente), nuestro anfitrión, un italiano que vino a Candeleda por amor pero que añora el mar de su tierra, nos sirvió unos exquisitos cócteles preparados con gran esmero y maestría.
Una velada relajada en un ambiente tranquilo e innovador, sin duda una de las sorpresas de la jornada.
Restaurante-Hostal los Castañuelos
En pleno centro de Candeleda nos encontramos el restaurante donde mejor comimos, por calidad, servicio, amabilidad, presentación de los platos… una auténtica maravilla ¡¡se notan sus casi 30 años de experiencia!!
Desayunamos allí y nos ofrecieron dulces recién hechos, incluyendo algunos dulces tradicionales y por supuesto no podían faltar sus deliciosas cerezas.
A la hora de comer nos atendieron maravillosamente…
… mostrando un gran gusto por los detalles
Los entrantes fueron espectaculares, tanto en sabor como en presentación.
No hay mayor elogio para un restaurante que te comas algo que normalmente no te gusta. En nuestro caso fueron las mollejas. El resto de entrantes fueron a cada cual mejor.
Luego degustamos las famosas judías carillas (cuyo nombre deriva de la palabra «careta»), muy carnosas y de buen sabor. Las habíamos probado ya, pero estas estaban especialmente buenas. Eso sí, ¡¡cuidado con la guindilla!! Hasta a José que le gusta el picante le costó un poco hacerse con ella.
Y de plato principal un solomillo con salsa de pimienta que quitaba el sentido. El acompañamiento de patatas y tomate asado realmente realzaba este magnífico plato. Como única pega, si no os gusta mucho el picante tened cuidado… como podéis imaginar a José ¡¡le encantó!! 🙂 . Briconsejo: No bebáis agua que es peor, dejad apartado un trozo de miga de pan y cuando terminéis la colocáis sobre la lengua… ¡¡veréis como el picor se reduce!!
Parecía que no podíamos comer más, pero vinieron los postres, de un aspecto muy sugerente y de un sabor exquisito. Es difícil quedarse con uno sólo, aunque uno de los preferidos fue el helado de miel con crema de yogur. Por cierto, de «minis» sólo tienen el nombre, porque el tamaño es muy generoso como podéis apreciar en la foto.
Obviamente el precio de este restaurante es superior a los anteriores que os hemos comentado, pero aun así es tremendamente ajustado, y os podréis dar un magnífico homenaje por unos 50 € por persona.
Aquí acabamos… y menos mal porque si no necesitábamos un mes de operación bikini 🙂 , pero no podemos despedirnos sin hablaros brevemente del sitio al que no pudimos ir, el Refugio de Chilla. Se encuentra a menos de 15 minutos en coche, al lado del Santuario de Nuestra Señora de Chilla. Ofrece una terraza con unas maravillosas vistas y una calidad/precio muy razonable en su carta.
¡¡Os esperamos en nuestra próxima entrada de Platomundi!!
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