Pinceladas de la historia de Oporto
Las leyendas atribuyen a Ulises la fundación de Lisboa, pero Oporto también cuenta con un fundador legendario, Cale, uno de los argonautas de Jasón. Los romanos añadieron un Puerto (Portus) al otro margen del río Duero, y así el pequeño asentamiento comercial de Portus Cale dio nombre a todo un país, Portugal.
Su situación entre Braga y Lisboa hizo florecer el comercio hasta que cayó en manos visigodas en el s. V. En el s. VIII sería ocupada por los árabes, hasta su reconquista en el s. IX por parte del gallego Vimara Pérez, al que nombrarían gobernador del Condado Portugalense y que fue el fundador de Vimaranis (ahora llamada Guimarães).
En el s. XII, Alfonso Enriquez declaró el condado como principado independiente tras la victoria en la Batalla de San Mamede (en Guimarães). Unos años después, Alfonso Enriquez sería reconocido como rey de Portugal bajo el nombre de Alfonso I.
El Reino de Castilla y Aragón siempre anhelo reincorporar Portugal a sus territorios, y lo intentó mediante la fuerza de las armas y mediante alianzas matrimoniales, pero nunca fue posible (excepto brevemente en el s. XVI y XVII), entre otras cosas porque a franceses e ingleses les interesaba el equilibrio de fuerzas que era posible gracias a la existencia de Portugal.
En el s. XIV nacería en Oporto Enrique «el Navegante», al cual se debieron buena parte de los grandes descubrimientos que convirtieron a Portugal en el centro europeo del comercio marítimo y a Oporto en la cabeza de la industria portuguesa de construcción de buques.
Curiosidades de la historia: ¿Por qué a los habitantes de Oporto se les llama tripeiros?
En Oporto se come muy bien y en cantidad, ¿por eso reciben los portuenses su apodo?… pues va a ser que no 🙂 En el s. XV un joven Enrique el Navegante marchó para conquistar Ceuta, que por aquel entonces estaba en manos bereberes.
Los ciudadanos de Oporto dieron toda la carne que tenían para apoyar la expedición, excepto las tripas, que conservaron para alimentar a la población. Con ellas crearon el famoso plato «as tripas à moda do Porto», y de ahí el nombre de tripeiros.
El s. XVIII fue la época dorada de Oporto, construyéndose por toda la ciudad bellos edificios neoclásicos y barrocos gracias al motor económico que supuso la industria vinícola. Las guerras entre ingleses y franceses provocó escasez del vino de Burdeos en las Islas Británicas. Inglaterra decidió importar caldos de su aliado Portugal, a los que se le añadió aguardiente para que soportasen mejor el largo trayecto por barco, dando origen al internacionalmente conocido vino de Oporto.
En el s. XIX Oporto era una ciudad liberal y progresista, cuna de importantes poetas y escultores. Este escenario propiciaría el final del absolutismo y condujo a la creación de una Carta Constitucional. La consolidación de estos logros se consiguió gracias entre otros a los grandes sacrificios de los habitantes de Oporto. Cuando Miguel I abolió la Constitución e impuso nuevamente el absolutismo se desencadenó la guerra civil portuguesa. En la contienda, Oporto se posicionó del lado liberal sufriendo un asedio de dieciocho meses. Su heroica resistencia ante las tropas monárquicas le valió el apodo de «Ciudad Invicta«.
Durante un breve período a principios del s. XX, Oporto fue la capital de un Norte de Portugal independiente, irónicamente debido a un movimiento de restauración monárquico.
Ya en nuestro siglo, Oporto sigue siendo una ciudad abierta y acogedora. Económicamente hablando está a la zaga de Lisboa, pero todavía es cierto este antiguo dicho portugués:
Oporto trabaja, Braga reza, Coimbra estudia y Lisboa se divierte